Para los amantes de lo nostalgico, es normalmente difícil aceptar que una plataforma esta comercialmente muerta, es fácil confundir términos y seguir hablando de la maravillosa Dreamcast de Sega como si de una consola actual se tratase.
Pero la realidad es otra, cuando la gran industria de los videojuegos deja de dar apoyo a una plataforma, poco pueden hacer sus miles de seguidores más que pensar en que nueva plataforma deberán comprar. Es una situación que a los jugadores retro como nosotros nos cuesta asumir, es verdad que para nosotros siguen vivas, pero para la mayoria de la sociedad son objetos obsoletos.
Pero la naturaleza es caprichosa, y al igual que los microorganismos más simples apenas han evolucionado desde los inicios de la vida, todavía hoy podemos encontrarnos con una plataforma que se resiste a extinguirse, las maquinitas de toda la vida. Esas maquinitas a las que jugábamos de pequeños son todavía producidas y distribuidas por miles de unidades, conviviendo con las portátiles, surgidas de ellas mismas como su evolución natural en cuanto a idea y diseño. Si hay algo que une a todas las maquinitas que existen y existieron son sus orígenes: Las Game&Watch de Nintendo.